miércoles, 15 de febrero de 2017

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Hola navegante, acabas de entrar al blog de Tradiciones y Cultura del Alto Vinalopó.

En este blog vas a ver información sobre la comarca del Alto Vinalopó, concretamente sobre las ciudades de Sax y Villena.

martes, 14 de febrero de 2017

Ruta del vino


VARIEDADES DE UVA Y TIPOS DE VINO


La vid alicantina se caracteriza por la combinación de suelos muy especiales, climas templados y humedades relativas, configuran al paisaje alicantino como muy propicio para el desarrollo del viñedo. Estas circunstancias históricas atestiguan del buen desarrollo de muchas hectáreas y gran riqueza de variedades en todas las comarcas.

Hoy en día, siguen siendo amplia el catálogo de variedades autorizadas, pero las de mayor implantación y mejor acondicionamiento son:
  • Moscatel de Alejandría
  • Monastrell
  • Alicante Bouschet
                                                      
El especial clima mediterráneo, sin embargo, oculta ciertas condiciones muy peculiares por la diversidad de climas que posee Alicante. Desde las condiciones de humedad, riqueza de suelos,… de la Marina Alta; a las temperaturas extremas en invierno y verano y el estrés hídrico del Vinalopó que sirve de modelo en cuanto adaptación del viñedo al cambio climático y la gran influencia del secano en la confección de vinos de alta expresión.

Además de las anteriores variedades en todo el territorio alicantino también encontramos múltiples variedades blancas y tintas como:
BLANCAS: Merseguera,  Verdil, Planta fina de Pedralba, Macabeo, Airén, Chardonnay y Sauvignon Blanc.

TINTAS: Bobal, Garnacha tinta (gironet), Tempranillo, Cabernet Sauvignon, Merlot, Pinot Noir, Syrah y Petit Verdot.
“Estilos de Vino”
De todas estas variedades la provincia de Alicante ofrece un amplio abanico de vinos que maridan perfectamente con la gastronomía más tradicional y auténtica que se pueda encontrar.
Alicante ofrece “estilos de vinos” y podríamos decir que ninguno pasa desapercibido y todos hablan de su origen. Hay un vino alicantino para cada tipo de consumidor, y eso es una ventaja cultural que no podemos despreciar.

Tinto Alicante
El vino considerado históricamente como “Alicante” es hoy en día un vino tinto donde la variedad monastrell está presente en un 75% de su elaboración y el resto lo componen las demás variedades tintas autorizadas. La monastrell presenta un color característico rojo intenso, con capas media, cuerpo destacado y aromas frutales. Más mediterráneos no pueden ser.


Moscatel Alicante
Se llama así al vino dulce de licor realizado únicamente con esta variedad al 100%. También se pueden reconocer como mistelas alicantinas, de tanta tradición en la zona de la Marina Alta. Son vinos con una amplia gama de color que abarca desde el amarillo pajizo y brillante hasta tonalidades ambarinas con reflejos dorados para algunos tipos de mayor envejecimiento. Destaca su aroma floral, su toque elegante y fresco y su gran versatilidad que hará que encuentres siempre sorpresas.

Vinos Nobles y Añejos Alicante
De gran tradición enológica en la zona y reseña histórica importante para la provincia. Encontramos vinos de crianzas largas que, con la potencia de las variedades resultan complejos, intensos, de sorprendentes colores y llenos de historia.

Vinos espumosos
Existen de variedades como espumosos aromáticos para los realizados con moscatel. Con la frescura del terreno y las virtudes de estas variedades, resultan idóneos para combinar con la amplia dieta mediterránea que se cobija en Alicante, entre valles, montañas y siempre con la presencia de un mar cercano.

Pero sin lugar a dudas desde la Ruta del Vino de Alicante no podemos dejar pasar por alto el mayor tesoro alicantino de las zonas de interior.
Fondillón, el “Vino de Lujo” de Alicante.

Si centramos nuestra atención en el Alto Vinalopó, tendríamos que hablar de las bodegas de Sax y Villena.
En Sax tenemos la bodega de San Blas que tiene una gran variedad de vinos riquísimos y en Villena tenemos la Bodega de Virtudes como destacada por su elaboración de vinos.
Aquí teneís unos enlaces para poder ver la página de esas bodegas.

                    Bodega de San Blas


                    Bodega Virtudes


Castillo de la Atalaya


Castillo de la Atalaya.

El castillo de la Atalaya se levanta sobre una estribación del monte de San Cristóbal o de la Villa, en la localidad de Villena, al noroeste de la provincia de Alicante (España), próximo a la línea de separación con la provincia de Albacete y domina la antigua línea fronteriza en Castilla y Aragón.
 Actualmente, está considerado como Bien de Interés Cultural, habiendo sido declarado Monumento histórico-artístico perteneciente al Tesoro Artístico Nacional mediante decreto de 3 de junio de 1931.3

Además, ha sido restaurado en diversas ocasiones, por lo que en la actualidad se encuentra en buen estado de conservación.

Historia

El castillo en cuestión se construyó a finales del S.XII por los árabes que entonces ocupaban toda Valencia. El rey Jaime I lo reconquistó el territorio en el 1.240 y desde entonces ha sufrido varias transformaciones y reformas que han dejado su huella imborrable a lo largo de  historia.
construido por los árabes en fecha desconocida, aunque no después del siglo XII, ya que fuentes árabes ya lo mencionan en el año 1172. Se ha especulado mucho sobre la posibilidad de que la fortaleza se asiente sobre una fortificación o villa romana anterior, aunque la arqueología no ha arrojado luz a este respecto.

 Fue una importante plaza fuerte de los musulmanes, y muestra de su robustez es que las tropas de Jaime I tuvieron que asediarlo tres veces para conseguir tomarlo, finalmente, en 1240. Pese a haber sido conquistado por los aragoneses, pasó a manos castellanas en virtud del Tratado de Almizra. Primero se dio en tenencia a los caballeros de Calatrava, pero pronto pasó en poder del infante Manuel de Castilla al ser nombrado señor de Villena. A su muerte pasaría a manos de su hijo, el insigne escritor Don Juan Manuel, Príncipe de Villena. Éste desposó a la infanta Constanza de Aragón, hija de Jaime II a la edad de 6 años, y la tuvo recluida en el castillo de Villena hasta que cumplió los doce años y pudo consumar el matrimonio. La estancia de Constanza obligó a don Juan Manuel a efectuar reformas para mejorar la seguridad de la plaza.

 Después del linaje de los Manueles, fue Alfonso de Aragón y Foix el poseedor de la fortaleza, al ser nombrado primer marqués de Villena. Si hubo rastros del paso del primer marqués por el castillo, don Juan Pacheco, segundo marqués de Villena, se encargó de hacerlos desaparecer. A él se deben los revestimientos de los muros, el segundo lienzo de muralla y las plantas tercera y cuarta de la torre, que convirtieron la fortaleza en un castillo-palacio. En 1476, alentado por los Reyes Católicos, el pueblo de Villena se sublevó contra el marqués Diego López Pacheco en una asonada que costó la vida a miles de judíos y conversos que se habían refugiado en el castillo. Desde entonces, ni la ciudad ni el castillo salieron de los dominios reales, y el marquesado quedó convertido en título honorífico.

En 1811, durante la Guerra de la Independencia, el mariscal Suchet hizo volar parcialmente las cubiertas de la torre, entre ellas las bóvedas almohades, rompiendo la parte central de las mismas y haciendo desaparecer aproximadamente una tercera parte de su superficie. Se restauraron por primera vez en 1958 y la última intervención tuvo lugar en 2000. La estructura de la plementería ya no puede observarse dado que en la última actuación que llevó a cabo la Conselleria de Cultura de la Generalidad Valenciana se ha enlucido toda la bóveda, con lo que no se puede distinguir la forma de resolver la intersección de las nervaduras.

Descripción

La puerta principal de acceso al castillo está orientada al NO, aunque existen otras dos más pequeñas que se encuentran cegadas en la actualidad. A lo largo de la parte superior del lienzo de muralla exterior corre un camino de ronda que comunica todas las torres entre sí. La puerta de entrada a la plaza de armas está orientada al SO.
A la derecha de la puerta se halla una barbacana donde recientemente se han excavado unos restos que se cree que pertenecen la ermita de la Virgen de las Nieves, cuya existencia se conocía por documentos escritos.


El recinto de la plaza de armas es de planta poligonal y dispone de torres cúbicas en los ángulos, excepto en uno, donde se localiza la torre del homenaje. Estos muros fueron construidos en época almohade y revestidos en el siglo XV por orden de don Juan Pacheco. Por encima de este lienzo de muralla también corre un camino de ronda, que comunica directamente con la torre del homenaje. Tanto las torres como los muros están rematados por almenas rectangulares.

 Gracias a las excavaciones de José María Soler se sabe que adosados a los muros de la plaza había diversas estructuras, entre ellas almacenes, habitaciones para los centinelas y caballerizas. Cerca de la puerta de entrada de la torre del homenaje se encuentra el aljibe del castillo, una sala con bóveda de cañón.
La torre del homenaje, de planta cuadrangular, es la estructura más característica del edificio y destaca y se eleva por encima del resto del conjunto. Los dos primeros cuerpos se construyeron en época almohade mediante una técnica de encofrado denominada tapial, que consiste en la utilización de cajones de madera que se rellenan de tierra, guijarros, agua y cal. De esta manera se forma un bloque sólido que se enluce posteriormente mediante el "falso despiece", que visto de lejos simula estar constituido de sillares. La entrada principal da acceso a una sala cuadrada, cuyo muro carece de puntos de iluminación aparte de la propia puerta. Esta sala está cubierta por la primera de las bóvedas nervadas de origen almohade, datada de finales del siglo XII. Los ocho arcos que la sustentan forman en el centro de la misma una estrella de ocho puntas. A mano derecha, a través de una puerta de medio punto, se encuentra la escalera que da acceso a la segunda sala. Este tramo está cubierto con bovedillas apuntadas y conserva en las paredes grafitos de épocas musulamana y cristiana. Al final de la escalera se encuentra una reproducción del grafito de la mano de Fátima, cuyo original se halla en el Museo Arqueológico de Villena. La segunda sala está cubierta por otra bóveda almohade de la misma fecha que la anterior. En esta sala se encuentran importantes esgrafiados, llevados a cabo por prisioneros de la Guerra de Sucesión, que representan edificios de estilo italiano.
Los dos cuerpos superiores se construyeron por orden de don Juan Pacheco a mediados del siglo XV a base de mampostería. A la tercera sala no se accede directamente, a diferencia de las dos primeras, sino que posee su propia puerta de entrada, muestra de que esta era la parte privada del castillo. En ella se conservan unos grafitos y rosetones también de la Guerra de Sucesión. Su cubierta, que también fue restaurada, es de madera. La cuarta sala, a la que también se accede mediante una puerta propia, está cubierta por una bóveda de cañón de ladrillo, la única techumbre original que se conserva. En estas dos salas existen sendas ventanas de arco rebajado que sirven de iluminación natural.
A través de una escalera empinada cubierta con bovedillas apuntadas de clara procedencia musulmana, se llega a la parte superior de la torre, que está coronada por unas pequeñas torres voladas al estilo luso-castellano. Desde allí se divisa gran parte del término municipal, destacando el paso natural de la costa a la Meseta, de gran importancia estratégica. La Cúpula almohade en la primera planta de la torre del homenaje, una de las pocas de España, junto a las del castillo de Biar, usadas en edificios militares.
  
Horarios:Mañanas: Martes a domingo, festivos y lunes víspera de festivos. Visitas guiadas a las 11:00, 12:00 y 13:00.
Tardes: Martes a sábados. Visitas guiadas a las 16:00 y 17:00.
Cerrado: lunes todo el día y tardes de domingo y festivos.
Venta de entradas desde el Centro de Recepción de Visitantes y la Oficina Tourist Info.

Precio: 3€ (1,5€ con descuento).

castillo de Biar



Castillo de Biar



El Castillo de Biar data del siglo XII.   Declarado Monumento Nacional el día 4 de Junio de 1931. Hoy en día Bien de Interés Cultural.

Está situado en un cerro rocoso a 750 m de altitud, es de origen musulmán y se sitúa cronológicamente a mediados del siglo XII.
  
El interior del castillo, se dispone alrededor de un patio central desde el que se accede a toda una serie de dependencias destinadas a asegurar la defensa, así como, dar cobijo y servicio al Alcaide, su familia y la guarnición.
  Con doble recinto amurallado, y almenado con su correspondiente paso de ronda y cuatro cubos en el exterior y tres en su interior, ordenado alrededor de la gran torre Maestra o del Homenaje;
conserva una bóveda almohade del siglo XII. 


En el siglo XV aparecen descritas la habitación de vigilancia o cuerpo de guardia; la casa de fora, utilizada como pajar; el Palau Nou que albergaba a la familia del Alcaide; el rebost o despensa para almacenar víveres; la cuina o cocina con su gran chimenea; la casa dels forns u horno; el establo; la capella o iglesia bajo la advocación de Santa María Magdalena y Santa Quiteria; el comedor. Todo ello presidido por la llamada Torre Maestra utilizada para guardar las armas y pertrechos del castillo. Estas dependencias, techadas por cubiertas a un agua de teja curva, permitirían recoger el agua de lluvia para almacenarla en el aljibe excavado en la roca que todavía se conserva.




En febrero de 1245, tras seis meses de asedio, se efectuó   la reconquista  cristiana  de Biar    por   Jaime I, en este asalto fue utilizado el “Fonevol,” maquina de guerra para el lanzamiento de piedras. Su último Alcaide según el Llibre D´els Fets, fue MUZA-ALMORABIT.

 El castillo mantuvo una gran importancia en el sistema defensivo de la frontera meridional valenciana, dada la destacada situación estratégica desde el punto de vista político y militar de Biar frente al reino de Castilla.


Horario de visita del castillo:

De miércoles a domingo, de 10:15h a 13:45h.

Teléfono del castillo: 657 912 407
Oficina de turismo de Biar: 96 581 11 77

             ENTRADA: 1 €.

Saleros

Saleros en Villena.

La sal es un elemento contenido en las aguas minerales cuyo proceso de extracción es limpio y respetuoso con el medio ambiente.

Las explotaciones de sal o saleros generan nuevos hábitats de riqueza medioambiental.

INTRODUCCIÓN
Situación

En el término municipal de Villena existen explotaciones de sal desde muy antiguo y que todavía permanecen en activo. Dichas salinas se encontraban a las orillas de lo que antaño fue la Laguna de Villena. Se agrupan en una parte del término donde abundan los materiales arcillosos con presencia de sales, en la zona conocida como Los Cabezos. En ella destaca la presencia de pequeñas lomas redondeadas por efecto de la erosión, debido a las características de los materiales que las componen. Las abundantes aguas que brotaban en toda la zona, unido a las características de la cuenca, propiciaron la existencia en el pasado de una extensa lámina de agua. El príncipe D. Juan Manuel, gran aficionado a la caza, se deshace en elogios hacia el humedal, el cual divisaba desde su torre en el Castillo de la Atalaya. Esta laguna hoy ha desaparecido debido, sobre todo, a las obras de drenaje llevadas a cabo. Aunque no debemos engañarnos: a pesar de que no se hubieran realizado, la disminución actual de los caudales difícilmente haría revivir la imagen que vio el Infante.

Condiciones para unas salinas

La cuenca de la antigua Laguna de Villena recoge aguas de diversa naturaleza. Por un lado, tenemos los aportes directos de la lluvia y por otro, circulan aguas subterráneas, tanto subsuperficiales como profundas, provenientes del sistema acuífero Caudete-Villena-Sax. Durante la época geológica conocida como Mioceno Medio es cuando se produce la configuración definitiva de la zona. En esos momentos se produjo el afloramiento de materiales triásicos con un alto contenido en yesos y otras sales. Como hemos comentado en el caso de Salinas, al circular el agua subterránea en contacto con estos materiales, se carga de las sales más solubles, pudiendo ser después aprovechadas las salmueras resultantes en las explotaciones salineras.

Además, estas arcillas constituyen una base adecuada para la construcción de las balsas salineras, ya que son materiales impermeables. Esto hace que sean capaces de retener las aguas salobres tras una simple excavación del terreno y con ello dar forma a los diferentes estanques. También el clima es el adecuado y se dan las condiciones favorables para la evaporación del agua y cristalización de la sal, al menos desde la primavera hasta el otoño. Los veranos son secos y se pueden alcanzar temperaturas bastante elevadas, de hasta 40º C. Tampoco las lluvias son muy abundantes a lo largo del año, lo cual retrasaría el proceso al diluir la salmuera contenida en las balsas, estando en torno a los 370 litros anuales por metro cuadrado.

Al mismo tiempo, el viento sopla de forma casi continua, al encontrarse en el llamado “corredor de Villena”, un pasillo natural entre la meseta y la costa. Las salinas en Villena aprovechan terrenos de escasa vocación agrícola al ser su cultivo prácticamente imposible por el elevado contenido en sales de los suelos. Ello queda patente al dar un vistazo por los alrededores de cada una de las salineras, donde se pueden encontrar, como en casos anteriores, diversas especies de plantas de saladar o halófitas. Ello ha motivado que los “Saleros y Cabecicos de Villena” estén incluidos como Lugar de Interés Comunitario para entrar a formar parte de la futura red europea de espacios a conservar, la Red Natura 2000. Este tipo de hábitat está contemplado en el Anexo I de la Directiva de Hábitats 97/62/CE, normativa que fue transpuesta a la legislación española a través del Real Decreto 1193/1998. Por otra parte, el espacio que ocupó la Laguna de Villena sigue manteniendo su carácter de zona húmeda y como tal aparece en el Catálogo de Zonas Húmedas de la Comunidad Valenciana.

LA EXPLOTACIÓN SALINERA
Introducción

Existen en el término de Villena tres salinas o “saleros”, según la terminología local, en explotación. Constituyen un caso singular en Alicante, ya que en la actualidad son las únicas que perviven en el interior de la provincia. Muy próxima queda la Laguna de Salinas, donde también se dio este tipo de explotación, aunque hoy en día no está en funcionamiento. Estas salinas de interior se alimentan de manantiales cuyas aguas poseen una salinidad muy superior a la del agua de mar, por lo que no es necesaria una gran superficie de evaporación. Al igual que en las salinas marítimas, existe un circuito de balsas que son comunicadas a voluntad por pequeñas compuertas y en su recorrido se produce la evaporación del agua y la progresiva concentración de las sales hasta llegar al punto de cristalización del cloruro sódico. Ésta se produce en pocos días durante la época favorable, a partir del mes de abril. Las tres salinas son: las del Salero Viejo o Salero de la Redonda, el Salero de Penalva y las del Salero Nuevo, también conocido como Salero de Requena o Salero de la Fortuna. El origen de las dos primeras se pierde en el tiempo, pero en cambio la última es de más reciente implantación. La explotación de la sal en Villena se remonta, al menos, al siglo XIII, durante la Baja Edad Media. Tenemos constancia de que el Salero Viejo, entonces conocido como Salina del Angostillo, era de propiedad real, según se desprende del fuero de Lorca dictado por Alfonso X “El Sabio” en 1271. A partir de ese momento fueron objeto de sucesivos traspasos de propiedad y las salinas fueron entregadas al Infante D. Juan Manuel, quien se las cedió al Marqués de Villena, D. Diego López Pacheco. En 1476, la ciudad se sublevará contra el marqués, tomando partido a favor de los Reyes Católicos, que concederán las salinas y sus rentas al pueblo de Villena como premio a su lealtad. Más tarde, Felipe II las incorporará de nuevo a la Corona, disponiendo el Estanco de la Sal. Con esta medida, la Administración del Estado pasaba a controlar todo lo relativo a su producción y comercio, tal y como se hacía con los tabacos, gravándola con importantes impuestos. En manos de la Real Hacienda, las salinas de Villena fueron objeto de varios arrendamientos a lo largo del S. XIX, hasta que en 1867, estando sobre la mesa el proyecto para terminar con el estanco de la sal, se piensa en ponerlas en venta.

Ese mismo año, la Dirección General de Rentas Estancadas mandó inutilizar todas las existencias de sales de las salinas que habían de enajenarse. Para ello mandó hasta Villena al inspector La Plaza, quien ante presencia de un Notario inutilizó más de 30.000 quintales de sal, además de las balsas calentadoras y las de cuaje. La sal se esparció en la Acequia del Rey, con la idea de que fuera arrastrada por las primeras lluvias, desviando también allí los manantiales salobres. El inspector causó así, sin saberlo, un gran perjuicio a muchos agricultores de Villena, Sax, Elda, Novelda y Elche, que al regar con esas aguas arruinaron sus cosechas y produjeron una merma en la productividad de la tierra en campañas sucesivas. Las protestas de los afectados no se hicieron esperar y en 1868 se ordena presentarse en Villena al Administrador de Sales de Torrevieja. Lo que éste determinó fue reconducir las aguas saladas, levantando las motas e incrementando la capacidad de los calentadores para retenerlas. La obra no fue suficiente y se barajaron otras soluciones, estando siempre en mente la idea de continuar con la explotación de la sal como única solución definitiva. Finalmente, en 1870, las salinas, que habían sido consideradas como Bienes Nacionales, salen a pública subasta. El Estado se reservará para sí las salinas de Torrevieja (cuya propiedad aún conserva), las de Imón (en la provincia de Guadalajara) y Los Alfaques (junto al Delta del Ebro, provincia de Tarragona), por ser la sal considerada un producto estratégico. Las de Villena son adquiridas definitivamente el 14 de octubre de 1872. Con ello terminarán los problemas con los regantes, al decidir su nuevo propietario “restablecer la fábrica de sal”. Hacemos un inciso aquí para destacar la importancia económica que tuvo esta actividad en épocas históricas, lo que se constata viendo la proporción entre los diversos cánones que la ciudad ingresaba en tiempos de Felipe II: por el aprovechamiento de las codiciadas aguas de la Fuente del Chopo, 30.000 maravedíes; renta de saladares, 2.500 maravedíes y por la explotación de la sal, 150.000 maravedíes. Se sabe que en 1562, un vecino de Villena llegó a pagar 250.000 maravedíes castellanos, al pujar en la subasta de la producción de sal, que satisfaría a la Corona en dos plazos, en agosto y diciembre.

Salero Viejo
Esta salina posee en la actualidad la concesión minera nº 2162 y es explotada por la empresa José Sanchís S.L. El propietario pertenece a una familia que es conocida en Gandía como “Los Salerosos”, encargados también en su día de beneficiar la sal de la Salina de Calpe hasta su cierre en 1988.
La explotación se encuentra en el extremo norte de la primitiva Laguna de Villena, en el paraje conocido como Los Saleros. En ella destaca un amplio caserío encalado que está incluido en el Catálogo de Elementos, Edificios y Conjuntos de Interés Histórico-Artístico del PGOU de Villena. Este conjunto data de principios del siglo XVI y es de vocación agrícola, ya que servía a una amplia zona cultivada, que sólo en parte era utilizada como salinas. En la actualidad, estas instalaciones sirven para almacenar la sal ya envasada además de albergar el molino para triturar la sal y las oficinas. Junto a él se encuentra la era, donde se apila la sal cosechada para secarla.

Presenta una superficie inundable de casi 100.000 m2 aunque algunas balsas están en desuso. Las primeras balsas del circuito, los calentadores, se alimentan de un pozo existente dentro de la misma parcela, captando el agua a unos ocho metros de profundidad. De él surge una salmuera con una concentración en sales, normalmente, de 17º Baumé. Estas balsas calentadoras están excavadas directamente en el suelo natural, que es arcilloso, que es lo mismo que decir que es impermeable, y tienen las paredes reforzadas con muretes de piedra.

Recientemente, las balsas en donde se produce la cristalización de la sal han sido revestidas de hormigón con el fin de poder obtener un producto con menores impurezas. Esta cristalización no se produce hasta que no se alcanzan entre 22 y 27º Bé, lo cual ocurre normalmente en primavera y verano. Una vez se forma una capa de sal de cierto grosor se procede a evacuar las llamadas “aguas madres”, para poder entrar a recogerla. La sal extraída se puede pasar posteriormente por una lavadora en la que un espiral o tornillo “sin fin” la hace circular desde una tolva, al tiempo que se vierte sobre ella agua salada, de manera que no se produzca una redisolución.

Interior de la nave-almacén del Salero Nuevo, con la cubierta original de 1883. Durante el invierno se mantienen las balsas inundadas para conservar en perfecto estado las instalaciones y mientras llega una nueva cosecha de sal se obtienen algunos beneficios de la venta de salmueras. El agua salada, tal y como sale del pozo, tiene sus aplicaciones en la industria y mediante cubas es distribuida por toda la provincia con diferentes destinos, tales como la elaboración de aceitunas y otros encurtidos o para el proceso de curtido de la piel. También se surte de ella la industria textil, tan pródiga en la provincia de Alicante y desde Cocentaina a Crevillent es utilizada en las tintorerías. El proceso de tintado requiere gran cantidad de sal, la cual ayuda a que las fibras textiles retengan el colorante, pudiéndose añadir al agua de las cubetas de tinción o utilizar directamente la salmuera, como en este caso.

La producción de sal en sí es de unas 4.000 toneladas anuales, destinándose la mayor parte de la producción a la industria y también para ser esparcida en las carreteras y evitar así la formación de placas de hielo.

Salero Nuevo

Se trata de la concesión minera nº 2244, siendo la empresa explotadora Electroquímica del Serpis S. A. Se encuentra muy cerca de la anterior, mediando entre las dos la Acequia del Rey. Es, como señala su nombre, la última explotación en instalarse, lo que tuvo lugar en la década de los setenta del siglo XIX. Como ocurre con el Salero Viejo, cuenta también con un amplio caserío que está igualmente incluido en el Catálogo de Elementos, Edificios y Conjuntos de Interés Histórico-Artístico del PGOU de Villena.
El Salero Nuevo y el Salero Viejo se encuentran muy
próximos, apenas separados por la Acequia del Rey.  En él llama la atención su fachada, de corte neoclásico. El conjunto hace las veces de oficina y molino, siendo destacable la amplia nave donde se almacena la sal de mejor calidad para preservarla de las inclemencias del tiempo. Ésta conserva la cubierta original que data de 1883, cuyo artesonado está fabricado con una madera tropical muy duradera llamada “mobila”. También cuenta con una era contigua donde secar la sal obtenida. La superficie que ocupan las balsas salineras es de algo más de 60.000 m2 y tanto las calentadoras como las cristalizadoras están construidas simplemente por excavación y compactación del terreno. Las paredes de contención se han revestido con una capa de PVC como las que se utilizan para impermeabilizar las balsas de riego, quedando oculto el murete de piedra original. El fondo de estas balsas está formado por el terreno arcilloso de la zona, con el consiguiente problema de aparición de impurezas en la sal si la recogida no se hace con cuidado. Para evitar este inconveniente, se optó un año por no cosechar en los cristalizadores. Ahora esa capa hace las veces de suelo y la sal se extrae respetando ese estrato, consiguiendo con ello un producto de mayor calidad.

Cada balsa está rodeada por una pequeña acequia destinada a recoger y evacuar el agua de lluvia de los terrenos circundantes, de manera que no penetre en las charcas. Si esto ocurriera disminuiría su grado de salinidad, retrasando la cristalización y mermando la producción. Destaca entre las balsas una que se encuentra totalmente cubierta, de manera que en caso de lluvia no se rebaja su concentración por la entrada directa de agua dulce. Todo el circuito se alimenta de un pozo del que se bombean las aguas salobres, que se captan a una profundidad de 22 metros. Esta profundidad puede variar, oscilando según la climatología, la época del año o la intensidad de la extracción. Allí mismo se aprovechan las salmueras para la elaboración de lejía, siendo, por otra parte, variado el destino de las sales: para consumo humano, carreteras y otros usos industriales. Según datos del Instituto Tecnológico Geominero de España la producción anual es de unas 1.000 toneladas.

Salero Penalva

Esta salina, que también fue conocida como Salina del Polovar o Salero de Peñalba, es explotada por la empresa Sal Coloma y cuenta con la concesión minera nº 2244.
Vista general del Salero de Penalva.  Se encuentra en el paraje de La Fuentecilla, en el extremo sur de lo que fue la antigua laguna, siendo posible su ampliación tras la desecación. Muy cerca del salero circulaba el ferrocarril de vía estrecha Alcoy – Villena – Yecla, conocido popularmente como el “tren chicharra”. Desde la vía principal, existió un ramal que daba acceso a un cargadero para la sal, del que desafortunadamente no se conservan restos. El edificio principal, a modo de nave de planta cuadrada y sin demasiados ornamentos, puede parecer el menos interesante de las tres salineras.
Un paseo a pie o en bici a través de la Vía
Verde del "Chicharra" es la mejor forma de
visitar los Saleros de Villena.  Pero el conjunto mantiene su atractivo gracias al perfecto estado de los muros de contención de las balsas cristalizadoras, todas a base de piedra extraída de la cercana cantera del monte Polovar, y de los tablachos de madera a la antigua usanza, que regulan la comunicación entre todas ellas.

En un extremo de la parcela llama la atención la figura de algo que se asemeja a un torreón. Construido en 1868, en realidad forma parte de las obras que se realizaron para evitar que el agua salada fuera a parar a la Acequia del Rey durante la época en que la salina permaneció sin actividad. Se sitúa sobre un antiguo manantial salado y la idea era levantar los muros hasta una altura en que el agua no pudiera rebosar. Donde terminan los actuales cristalizadores también encontramos los calentadores y cristalizadores abandonados de aquella época.

Tiene unos 60.000 m2 de balsas y cuenta con dos manantiales o “criaderos” en los que encontramos agua a tan solo 8 metros de profundidad, a pesar de que el sondeo alcanza los 50 metros. De ellos brota la salmuera, que en algunos momentos tiene una concentración salina cercana a los 22º Bé, aunque varía a lo largo del año. Esta concentración casi es la necesaria para que se produzca la sal y por ello el agua permanece muy pocos días en los calentadores, pasando después a una batería de nueve cristalizadores. Allí mismo, como ocurre también en los casos anteriores, se tritura la sal durante todo el invierno.

También, se envasa el producto en diferentes formatos según su destino o se carga directamente en grandes sacos desde la era aneja al edificio principal, en cuyo caso servirá para ser esparcida en las carreteras. Una característica compartida con el Salero Viejo es que han conservado las primitivas piedras de molino con las que se trituraba o molía la sal, cual si de un cereal se tratase, siendo en apariencia idénticas a las destinadas a este uso. La producción anual ronda las 4.000 toneladas.



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